En el transcurso de una semana han sucedido en este pequeño rincón del planeta hechos que más que aislados, están concatenados entre sí:
Un avión se precipita a tierra con muchos heridos y 17 víctimas fatales
Un avión de la misma línea aérea aterriza de emergencia sin daños que lamentar
Un autobús en la ARC cae por barranco causando 4 muertos y mas de una decena de heridos
Las víctimas por violencia urbana en la semana superaron las 60 personas
Varios estados experimentaron interrupciones prolongadas del suministro eléctrico mientras que el Presidente se reunía en el Teatro Teresa Carreño con 3000 empleados de la Corporación Eléctrica de Venezuela (CORPOELEC). Sin embargo, personeros oficiales señalan tener pruebas de sabotaje por la oposición como causa de los apagones.
Dos enfermeras en Barquisimeto se declararon en huelga de hambre pues a pesar de existir sentencia firme del TSJ el IVSS se niega a reengancharlas en sus empleos.
Superan las 3000 familias afectadas por inundaciones a causa de lluvias en varios estados.
Qué hay detrás de todo ello, cuál es la saliva de loro que concatena, une, ata, amarra, o le da un hilo conductor a cada hecho mencionado?
La más torpe e infame corrupción que se ha podido establecer en Venezuela. Corrupción de selección de personal para asumir la gestión pública; corrupción al no observar procedimientos y normas técnicas, al no cumplir con lo establecido en la ley. Corrupción en la desviación de dinero de obras con fines distintos. Corrupción y más corrupción. Pero la que más me atrae es la corrupción intelectual de pretender generar la matriz de opinión de que todo ello es culpa de una o varias de las siguientes opciones:
1) El Imperio y sus pitiyankis en el país
2) Los paramilitares que de vez en cuando saltan a escena
3) Fenómenos naturales como El Niño o La Niña
4) La campaña mediática que exagera la realidad desvirtuando la misma
Podría jugar a sugerir opciones mas creíbles pero ni formo parte del gobierno ni soy mentiroso. Sencillamente nuestras generaciones somos cómplices de permitir que la política haya sido asumida por ineptos e inescrupulosos, somos responsables de no asumir cabalmente nuestras responsabilidades incluso en el entorno más inmediato de nuestra zona residencial, cuanto más a nivel de elección de nuestras autoridades.
Hoy viernes reflexiono luego de un viaje muy angustioso en un vuelo comercial donde en mis sentidos se mezclaban la sensibilidad de tener conocidos entre las víctimas del avión caído y el registrar movimientos de lavadora en mi asiento durante mi vuelo a causa de turbulencias atmosféricas muy fuertes.
Mis conclusiones para este fin de semana son que a pesar de poder obtener 64 o 74 diputados en las venideras elecciones, distamos muchisimo de la solución de fondo. Necesitamos un cambio profundo en nuestra actitud ante la vida. Por ejemplo: la planificación, la inversión con proyección de retorno a largo plazo, el respeto y un genuino sentido de inclusión, el dejar a un lado la complicidad ante el corrupto. Tenemos el derecho de un mejor porvenir, pero solo depende de que empecemos y continuemos haciendo lo correcto: vivir e impulsar el hacer lo correcto. Y tengo siempre presente que donde vayamos, iremos siempre con nosotros mismos. Así que depende solo de nosotros.